
Vencer tus miedos. Que es el miedo?
El miedo, camina con nosotros durante toda nuestra existencia, oscureciendo nuestro
cielo interior; porque muchas veces, dejamos de actuar, por temor.
Y para que sea la luz de nuestro espíritu; quien nos impulse a actuar con alegría,
libertad y amor, liberémonos del miedo.
¿QUE ES EL MIEDO?
El miedo es un sentimiento natural del hombre. Nacemos con mayor
necesidad de protección que cualquier otro animal.
El miedo cumple una función biológica esencial, esto pasa tanto en los
humanos como en los animales superiores, es una respuesta de defensa del
instinto de conservación. Este mecanismo nos pone en guardia ante el
peligro. Todo el otro miedo es irracional, creado a petición propia por
nuestra mente.
El miedo provoca cambios fisiológicos inmediatos: aumenta el
metabolismo celular, la presión arterial, la actividad cerebral y la
coagulación sanguínea. Todas estas funciones no esenciales quedan
suspendidas, la sangre fluye a las extremidades y el corazón bombea a gran
velocidad para llevar hormonas a las células, en especial adrenalina. Los
ojos se agrandan para mejorar la visión, las pupilas se dilatan para facilitar
la entrada de la luz. Pero lo primero que nos sucede cuando sentimos miedo
es una interrupción súbita del proceso de racionalización, perdemos la
capacidad de racionalizar una situación cualquiera.
Por lo general, tenemos innumerables miedos que nos han programado:
miedo a la oscuridad, miedo al terrorismo, a la muerte, a separarnos de
nuestros seres queridos, al compromiso, al fracaso, al rechazo, a perder
nuestro trabajo, etcétera. La lista sería interminable.
Los problemas comienzan cuando estas reacciones se vuelven
desproporcionadas ante estímulos o situaciones cotidianas, escapando a
todo control. Son muchas las personas que en la actualidad viven en un
estado de alteración, preocupación y aprensión continua, dejando de vivir
el aquí y ahora, porque no disfrutan, el miedo no los deja.
El miedo como sensación es una parada súbita de todos los procesos de
motivación, o sea, además de interrumpir los procesos de racionalización,
el miedo crea una parada súbita de la motivación. Cuando sentimos el
impacto del miedo, es como si algo cayese, nos quedamos sin fuelle, sin
motivación para hacer cosas. También cuando suceden cosas, la tendencia
es crear o una depresión traumática o una euforia. Hay personas que ante
situaciones comunes reaccionan con euforia, hay otras que se entregan
totalmente; son procesos relacionados con la motivación del individuo y en
cualquier situación de riesgo o de peligro, tanto la euforia como la
depresión traumática son negativas.
Desde este punto de vista, el miedo es una fuerza que tiene como objetivo
evitar peligros de cualquier naturaleza y funciona como una señal que
interrumpe cualquier acción imprudente. En términos concretos y
objetivos, el miedo es eso y no tiene nada que ver con las reacciones
sucedidas ante él, que, en nuestro caso, por razones culturales, no son
naturales. Nuestra cultura no solo no nos preparó para enfrentar el miedo,
sino que además nos enseñó a tener miedo de él y, por eso, reaccionamos
mal. En un proceso cultural diferente, nosotros encararíamos el miedo de
una forma diferente y tendríamos reacciones naturales. Esas reacciones
naturales trabajan a favor del instinto de supervivencia, tanto del cuerpo
como de la mente, como también de la psique humana. Por ejemplo, si yo
estoy apoyado en la pared y alguien grita en mi cara, por miedo yo voy a
dar con la cabeza contra la pared. ¿Fue el miedo el que generó eso o mi
reacción antinatural? Cuando alguien grita y yo hago eso, esa no fue una
reacción natural; fue la reacción antinatural, ¿por qué? Hay reacciones
instantáneas que llamamos de reflejos condicionados y consideramos que
son naturales. Pero fíjense bien que la palabra dice: reflejo condicionado, o
sea, se fue condicionado, no es natural. Lo natural ante el miedo es que el
propio cuerpo tenga reacciones independientemente de nuestros prejuicios,
es observar la situación detenidamente para saber lo que está sucediendo, y
no querer huir de ella.
El ser humano nace con sólo 2 miedos: el miedo a las alturas y el miedo a
los sonidos fuertes. Estos son los 2 miedos básicos necesarios para nuestra
supervivencia. El resto de nuestros miedos son aprendidos de experiencias
y de lo que nos enseñan nuestras figuras paternas, algunas personas tienen
más miedos que otras y muchos de estos miedos son inútiles y jamás son
superados.
Entonces podemos ver como la mayoría de nuestros miedos son
producidos como consecuencia de nuestra crianza, de esa programación
que tenemos desde que somos niños. El miedo también se puede copiar, en
la mayoría de los casos los padres que trasmiten sus miedos a los hijos.
Parece que los seres humanos vamos adquiriendo nuestros miedos a través
de una combinación de factores genéticos, neuroquímicos, sociales y de
historia psicología y una vez interiorizados pasan a formar parte de nuestro
esquema mental. Nosotros estamos mal acostumbrados. Fuimos educados
en una cultura que no nos enseña a lidiar con el miedo, y sí, en cambio a
temerlo, pero eso tiene un objetivo. Por ejemplo, cuando el niño no quiere
comer y la madre dice: "si no comes, el "Coco" te va a comer". Cuando el
niño entra en ese condicionamiento, come incluso cualquier cosa, con tal de
que el Coco no se le aparezca. Y, ¿qué es eso? Eso es manipulación.
Entonces, el miedo es utilizado como elemento de manipulación para
subyugar, esclavizar y dominar a las personas. Pero no es porque el miedo
sea eso, y sí porque las personas exploran a las personas y vienen utilizados
el miedo como mecanismo para eso. El hecho es que nosotros acabamos
teniendo "miedo del miedo" y, entonces, para no sentir miedo, pagamos
cualquier precio. Ese es el punto más complejo en relación al miedo. De
esta forma, el miedo no es malo, mala es la reacción que generamos ante él,
porque no hemos sido educados de forma correcta para encararlo.
También hemos sido criados en una cultura del temor. Por temor a la
vejez, ocultamos a nuestros ancianos en residencias geriátricas, y casi
todas las mujeres se hacen cirugías plásticas. Por temor a la delincuencia,
nos protegemos con armas y puertas blindadas. Por temor a la gente que no
tiene nuestro mismo aspecto o que no gana tanto como nosotros, nos
instalamos a vivir en zonas residenciales «protegidas», por temor a
quedarse solos se vive con parejas que no nos convienen, que a veces hasta
nos hacen sufrir. Por miedo a perder no arriesgamos en la vida. (Por causa
del apego)
Algunos miedos surgen del apego, como el que tenemos cuando vamos a
separarnos de algo o alguien que pensamos que necesitamos para nuestra
seguridad o felicidad.
Es necesario que enfrentemos el miedo desde la base, aprendiendo donde
se causa, como ocurre, que ocurre, por que ocurre, para que podamos
alienarlo sólo al miedo original “instinto de supervivencia”
¿DONDE SE ENCUENTRA EL MIEDO?
Cerebro REPTIL: se sitúa en el presente, es incapaz de aprender o
anticipar, no piensa, ni siente emociones es pura impulsividad. Está alojado
en el tronco del cerebro. En el se procesan las experiencias no verbales
primarias, aceptar o rechazar, huir o pelear; sed, hambre, sueño, sexo,
conductas rutinarias como coser, fregar, lavar, acción sin pensamiento; en
él están los sentidos de supervivencia; adicciones; en el se aloja el trauma
Psicológico. Es el almacén de las limitaciones como el miedo.
El Sistema Básico o reptiliano controla la respiración, el ritmo cardíaco, la
presión sanguínea e incluso colabora en la continua expansión-contracción
de nuestros músculos. Este primer cerebro es sobre todo como un guardián
de la vida, pues en él están los mayores sentidos de supervivencia y lucha
y además por su interrelación con los poros de la piel, los cuales son como
una especie de interfase que poseemos con el mundo externo, este primer
cerebro es nuestro agente avisador de peligros para el cuerpo en general.
El cerebro emocional O LIMBICO: sentir, amar, gozo, depresión, odio,
motivaciones básicas En el residen las fuerzas emotivas, deseos y
sentimientos; su función Principal es controlar la vida emotiva, perdida de
la memoria, en el se Aloja el sufrimiento. Coloca el pasado en el presente.
El cerebro racional o NEO-CORTEX: en él se llevan a cabo los procesos
Intelectuales superiores; análisis o síntesis, razonamiento analógico,
Pensamiento crítico o creativo; adquisición de conciencia, la voluntad
conciente, Anticipar, planificar, visualizar; vive en el presente, Es el
almacén de las Limitaciones conformadas por el stress.
CLASES DE MIEDOS
El miedo innato es con el que reaccionan los bebés desde el primer día de
su vida. Este miedo en sí es una respuesta innata, se da sin aprendizaje
previo y su objetivo es proteger a los niños de los diferentes peligros a los
que pueden estar expuestos. Grandes ruidos, dolor, desamparo, a caerse de
una gran altura, a animales de gran tamaño, miedo a insectos (cucaracha),...
y son normales desde cero hasta los cuatro años.
El miedo normal lo producen estímulos con una gran intensidad,
estímulos de peligro, y estímulos que proceden de la convivencia social (la
oscuridad, la soledad, ...). Estos estímulos se pueden presentar con una
intensidad muy diferente en cada caso.
El miedo aprendido es aquel con el que nos programan desde pequeños,
pero también es el que se tiene después de una experiencia negativa.
Algunas veces de este miedo pueden surgir fobias
El miedo patológico, se produce cuando determinados miedos se repiten
con frecuencia, y sus manifestaciones de miedo son muy intensas. De este
miedo nacen las fobias, los ataques de pánico, y neurosis del miedo.
MIEDOS NORMALES APRENDIDOS
Miedos humanos
Son miedos que se dan exclusivamente en los seres humanos. El ser
humano puede pensar en el futuro y, en consecuencia, puede tener miedo
del futuro.
Miedo al futuro: Este miedo consiste básicamente en una falta de
confianza ante el futuro, que aparece imaginado con dificultades y
problemas, erizado de peligros y situaciones dolorosas que no estamos
seguros de soportar. ¿A que tememos, pues? ¿Dónde radica esta falta de
confianza, esa inseguridad? La clave es simple: no tenemos miedo porque
nos falte confianza en el futuro, sino que la causa es que no confiamos en
nosotros mismos.
Lo negativo del miedo no es el sufrimiento que experimentamos por
adelantado ante sucesos que todavía no se han producido - ¿no es esto un
absurdo lógico? – sino que esa reacción negativa, esa tensión ansiosa, esa
preocupación nos impide gozar del ahora, del momento presente, nos
impide tomar conciencia de las bendiciones y milagros en que nos
desenvolvemos diariamente, anestesiándonos para disfrutar de tantos
placeres como tenemos a cada instante al alcance de la mano.
Miedos metafísicos: estos miedos sólo se dan en las personas muy
religiosas; por ejemplo, el miedo a ir al infierno (miedo a pecar) o el miedo
a que la propia vida no tenga sentido o sea una vida sin valor
(existencialismo)... , o miedo a el castigo de Dios.
MIEDOS BASALES
Miedo a resultar herido: el miedo a sufrir heridas o dolor y también el
miedo al deterioro del organismo también está presente en todos los seres
vivos.
Miedo a la pérdida: el miedo a perder las «posesiones», por ejemplo, el
propio territorio.
Miedo a la muerte: teniendo claro que este miedo proviene de nuestra
programación, él se basa en el impulso de supervivencia del ser humano.
¿Tiene usted miedo a morir? ¿Conoce a alguien que lo tenga? ¿Se ha
preguntado alguna vez cómo sobreviviría a la pérdida de alguien a quien
ama?
Este miedo es impropio y poco realista. Puesto que no queremos morir,
pero sabemos que no somos inmortales, aún así ignoramos el tema, lo
negamos o nos obsesionamos de forma morbosa. Sin embargo, no podemos
evitar nuestra muerte y, por lo tanto, no sirve de nada que le tengamos
miedo.
La muerte significa cambio y el cambio siempre infunde temor, además de
ser desafiante, pero mientras no admitamos ese temor, no podremos aceptar
el desafío que nos plantea. Hasta que no admitamos el temor, no podremos
Experimentar la seguridad, en lo más profundo de nuestros corazones, de
que, en efecto, no tenemos miedo.
Un miedo apropiado a la muerte sería el miedo a morir sin estar
preparados, puesto que está basado en un peligro real que podemos evitar.
Este miedo realista nos animará a prepararnos para una muerte apacible y a
aprovechar al máximo nuestra preciosa vida humana en lugar de
desperdiciarla. No podemos evitar la muerte, pero podemos prepararnos
para ella. Otra manera de tener un miedo apropiado a la muerte sería por
ejemplo: dejar de fumar – por miedo a morir de cáncer.
MIEDOS PATOLOGICOS
La neurosis de miedo: en este caso, el miedo aparece de forma latente y se
vuelve crónico. o surge y desaparece de forma intermitente. Cada ataque
de miedo puede durar semanas o meses.
El ataque de pánico: en este caso, el miedo aparece de repente, es decir,
como por sorpresa, e inunda los pensamientos y los sentimientos de la
persona, que queda incapacitada para pensar en otra cosa y trabajar.
La fobia: en este caso, siempre existen causas y motivos concretos. El
mecanismo de defensa es el desplazamiento.
En algunos casos, aparece el miedo en forma irracional, en forma
desmedida y desencadena una situación muy particular.
En el Transtorno Obsesivo Compulsivo (TOC), el rasgo distintivo es la
presencia avasallante de pensamientos angustiantes y conductas repetitivas.
El Trastorno por Estrés Postraumático es el que por lo general padecen
los sobrevivientes de abusos, accidentes graves o desastres naturales.
La biología corrobora hasta que punto el miedo es una emoción
indispensable. Los científicos lo vinculan con la amígdala, un centro neural
con forma de almendra que se encuentra en el cerebro reptil, la parte más
primitiva del cerebro.
Quienes sufren daños en esta zona pueden recordar la asociación entre
determinados acontecimientos y estímulos negativos, pero no experimentan
ningún efecto a nivel fisiológico. El miedo deja de actuar como señal de
advertencia y se convierten en personas excesivamente expuestas al
peligro.
Las manifestaciones de transtornos de ansiedad son similares en todo el
mundo. Por eso es evidente que existe una predisposición genética general
inherente al ser humano. Este mismo factor hace que algunas personas
tengan más probabilidades de ser victimas de los temores enfermizos.
¿Cómo se manifiesta el miedo?
Todo miedo tiene tres componentes: el cognoscitivo, que permite reconocer
el peligro tras la percepción de elementos amenazantes o peligrosos; el
componente fisiológico, conformado por los cambios que se dan en el
organismo como aceleración del ritmo cardíaco, sudoración de manos,
dilatación de pupilas, etc.; y el componente motor, que son las
características reacciones musculares, como movimientos automáticos de
huida y defensa.
¿En qué es diferente el miedo de la fobia?
La fobia es un miedo irracional, obsesivo y angustioso hacia determinadas
situaciones, cosas o personas. En ocasiones los miedos aprendidos pueden
convertirse en fobias.
Se dijo que hay miedos característicos a cada edad, ¿cuáles son los que
debemos esperar en nuestros hijos a lo largo de su desarrollo?
Las causas del miedo infantil van cambiando con la edad y según van
creciendo se van centrando en su entorno y en sus experiencias. Así
podemos señalar la aparición de miedos en el recién nacido a la perdida de
apoyo o a un inesperado estimulo sensorial, que despiertan una reacción
refleja que se manifiesta en llanto. El llanto en este caso es una respuesta
adaptativa cuyo objetivo es llamar la atención de la madre.
A los 6 meses se manifiesta el miedo hacia estímulos nuevos, a las alturas,
a los extraños. A los 9 meses parece ser la separación de la madre durante
tiempos largos o quedarse solo en un lugar desconocido lo que genera el
mayor miedo, alcanzado su fase más aguda hacia el final de los dos años.
Alrededor de los 2 a 4 años, cuando se está aprendiendo a ir al baño solo,
aparece el temor al inodoro, a los animales y a la oscuridad. A los 6 años
surge el miedo al colegio, a los temblores y a los seres imaginarios. Entre
los 6 y 9 años pueden aparecer temores considerados más reales, como el
miedo al daño físico, al ridículo, a no ser aceptado o no poder lo que los
otros pueden. Los niños entre 9 y 12 años pueden experimentar miedo a los
accidentes, enfermedades graves, divorcio de los padres, pobre rendimiento
escolar, peleas, etc. Alrededor de los 12 años, incluso ya de adultos,
disminuyen los miedos a desastres naturales y van apareciendo miedos
centrados en la sexualidad, embarazo, aborto, suicidio, niños con defectos,
etc.
¿Cómo pueden ayudar los padres para que sus hijos superen sus
miedos?
Lo esencial es no sobre preocuparse ni sobreactuar. Se les debe escuchar
atentamente, aceptar sus miedos, no minimizarlos ni restarles importancia,
decirles que es algo normal, que todos los chicos de su edad lo sienten,
ayudarlo a encontrar la manera de dominar ese miedo y entender qué hay
detrás de ese sentimiento. Es necesario explicar que cuando uno trata de
crecer, de defenderse y de ser independiente, eso causa miedo. Y cuando
por fin logre superar dicho miedo, hay que hacérselo notar para que sienta
que tal éxito es reconocido. Háblele o recuérdele en algún momento cómo
el superó ese miedo: con esto el niño admitirá su crecimiento y podrá
recordarlo cuando se sienta atemorizado nuevamente. Si algún miedo se
presenta con alta frecuencia o interfiere en el desarrollo evolutivo normal
del niño o causa limitaciones en su vida diaria y los padres sienten que no
saben como manejar la situación, se debe, entonces, consultar con un
especialista. De esta manera evitaremos continuar con la cadena de
formación de individuos dependientes del miedo.
¿QUE ES LA ANSIEDAD?
Por lo general, nuestros cuerpos deben tomar la decisión de huir o resistir
únicamente cuando hay algo que temer. Sin embargo, en ocasiones, esto
ocurre cuando no parece haber nada que provoque miedo. Sentir miedo sin
que parezca existir un motivo claro se denomina ansiedad.
Por ejemplo, cuando tenemos miedo a algo que no puede perjudicarnos,
como una araña, o que no podemos evitar, como el envejecimiento, las
enfermedades o tener un accidente, nuestro miedo es impropio, puesto que
sólo sirve para deprimirnos y paralizarnos.
La ansiedad resultante es producto de una baja autoestima, la reacción
programada que hemos aprendido basada en que tenemos que sentir miedo
ante lo desconocido, evitando el riesgo.
La ansiedad puede ser común en algunas familias. O una persona puede
comenzar a experimentar sentimientos de ansiedad después de que ocurre
algo terrible, como un accidente de tránsito. En ocasiones, algunas
enfermedades llegan a provocar sentimientos de ansiedad. Esto también
puede ocurrir cuando se consume alcohol u otras drogas, como la cocaína.
¿Por qué las personas experimentan ansiedad?
La ansiedad puede ser común en algunas familias. O una persona puede
comenzar a experimentar sentimientos de ansiedad después de que ocurre
algo terrible, como un accidente de tránsito. En ocasiones, algunas
enfermedades llegan a provocar sentimientos de ansiedad. Esto también
puede ocurrir cuando se consume alcohol u otras drogas, como la cocaína.
Otra parte de la explicación tiene que ver con las diferentes sustancias
químicas presentes en células del nervio del cerebro. La manera en que se
equilibran las sustancias químicas en las células nerviosas del cerebro
puede afectar los sentimientos y los actos de una persona. Una de esas
sustancias químicas es la serotonina. La serotonina es una de las sustancias
químicas del cerebro que ayuda a enviar la información de una célula del
cerebro a otra. Pero en algunas personas que padecen ansiedad, esa
sustancia química no siempre parece funcionar como debiera.
Además, algunos científicos consideran que una zona especial del cerebro
controla la respuesta de resistir o huir. Cuando se siente ansiedad, la
respuesta de resistir o huir está siempre activa ?aunque no exista un peligro
real?. Esto hace que sea difícil concentrarse en cosas de todos los días.
Enfrentar la ansiedad
Tal vez, un terapeuta te ayude a encontrar una manera de reducir la
ansiedad por medio de la conversación, de actividades, de ejercicios de
relajación o con un medicamento (o una combinación de estos elementos).
EL MIEDO Y APEGO
Ya hemos hablado de que la mayoría de nuestros miedos son aprendidos;
entonces podemos llegar a la conclusión de que son un engaño; y la función
de los engaños es acabar con nuestra paz mental. Aunque resulta fácil
comprobar cómo el odio o los celos alteran nuestra mente, no ocurre lo
mismo con el apego.
El apego es un engaño muy común, puesto que nuestra mente está influida
por él en mayor o menor medida en todo momento.
Ejercicio rápido: ¿En que piensas en este momento?
Cigarro – Comida – Un objeto – Una persona – Plan para el fin de semana
¿Qué sienten al pensarlo?
Como una ansiedad por no poder satisfacer sus deseos, por tener que
separarse de aquello a lo que le tienen apego.
Después de reconocer esto, podemos sustituir el miedo y la ansiedad
asociados con el apego por un miedo apropiado a lo que sucederá si no
tomamos medidas para eliminarlo. Esto nos animará a no rendirnos ante él
y a aplicar sus oponentes.
Los engaños como el apego son nuestros verdaderos enemigos y los
causantes de todo nuestro sufrimiento pasado, presente y futuro.
Esta selección tomada del Libro Auto-Liberación Interior, nos estimula
para que identifiquemos los miedos que nos esclavizan y logremos
despertar al amor. Nos hace comprender que nuestros miedos comienzan
desde que somos niños. Así el niño siente angustia por el comportamiento
exigido, pero a la vez miedo a perder el amor de sus padres. De ahí
comenzamos a confundimos el amor con apego, llegando a creer que el
amor se puede comprar con acciones o actitudes. Igualmente nace el miedo
a lo que otros piensen o puedan pensar de nosotros; que no es otra cosa que
miedo a perder la imagen que hemos creado, porque como no podemos ser,
pasamos toda la vida pareciendo por miedo a que no nos amen. Lo que
hemos aprendido y trasmitido durante nuestra existencia es el “Chantaje
afectivo”, como bien lo llama Anthony de Mello. Esta compilación de
frases permite ver como los apegos impiden que el amor se manifieste, y
traen como consecuencia la violencia, porque generan sufrimiento, y este
último es consecuencia del Miedo que tenemos de perder el bien.
Consideramos que el bien forma parte de nosotros, independientemente que
se trate de una cosa, una idea, o una persona. También nos permite
comprender, que debido a que somos individuos programados, muchas
veces nos ofendemos con las opiniones que recibimos; y quizás si no
tuviéramos tan desarrollado el ego no nos identificaríamos con los
acontecimientos ni con las críticas, porque lo que ocurre es que todo ego es
miedoso, es decir, inseguro. Solo cuando aprendamos a amarnos y
aceptarnos, nos libraremos de tantas cargas y ataduras que nos hacen sufrir,
y aceptaremos a los demás como son y los amaremos de verdad. Como
bien lo expresa el Padre del despertar, Anthony de Mello: “Donde existe el
amor no hay miedo alguno.
Hay un tipo de miedo que tiene que ver con nuestras emociones y
sentimientos. Es la forma como nos relacionamos con las personas y con
nosotros mismos. Mostramos a los demás lo que queremos que sea visto o
que nos sea reconocido; y nos da miedo mostrar aquello que consideramos
que pudiera constituirse en un elemento discordante para ser aceptado por
otro. Debemos reconocer aquellos miedos que nos impiden relacionarnos
de forma adecuada con las demás personas, es importante mostrarle a un
posible proyecto de pareja nuestras virtudes, pero también nuestras
debilidades, ya que tarde o temprano saldrán a flote. Es humano tratar de
mantener el equilibrio, viendo los errores y desaciertos de nuestra vida en
los demás. La mejor manera de superar los miedos es afrontándolos y
aceptando su presencia, están allí y son tan sólo una emoción que nos
puede paralizar de por vida, o que nos puede impulsar a vivir plenamente.
EL MIEDO PARALIZA TU ÉXITO
Analizando los conceptos de la Ciencia de Hacerse Rico de Wallace
Wattles, una cosa siempre aparecía en las interpretaciones: la necesidad de
apartar el miedo de nuestras vidas. El miedo. Miedo a todo. Vivimos con
miedo la mayoría de los mortales.
Miedo a perder el trabajo, miedo a morir, miedo a que nos dejen de amar o
nos abandonen. Claro que esos son los miedos básicos, importantes,
elementales. Pero también hay otros miedos más pequeños que pueblan
nuestra vida cotidiana y que están presentes en nuestra mente sin que
siquiera nos demos cuenta. Cuando salimos a la calle pensamos si tenemos
a buen recaudo del dinero, miramos a las personas con cierta desconfianza,
recordamos si cerramos bien la casa. Son todos miedos, pequeños pero que
nos van cargando.
Obviamente que no podemos vivir como si los ladrones no existieran o si
no nos pudiera pasar nada malo. Las precauciones deben existir para vivir
seguros, pero el miedo se va agregando uno sobre otro hasta hacerse pesado
y penetrar dentro de nuestra alma. Y no es lo mismo tomar una precaución
por precaución que por miedo.
Y es mucho más claro cuando estamos pensando en nuestro futuro o de
nuestros sueños. Miedo a fracasar, miedo a no poder conseguir un trabajo y
luego a no saber hacerlo, miedo a defraudar a otros, miedo a no ganar lo
suficiente para hacernos ricos, miedo a no ser ricos, miedo a envejecer en la
pobreza, miedo a, miedo a, miedo a vivir.
El miedo mental es una excusa que da permiso a nuestra mente para hacer
lo que quiera y llevar ella el control de nuestra Vida. La mente es a veces
como un caballo desbocado que necesita un jinete, tú, para ponerle
disciplina y poderla utilizar de maneras útiles. El miedo nos bloquea o
paraliza haciendo que posterguemos decisiones que son buenas para
nuestro crecimiento personal, profesional y/o interior con una excusa que
nos parece razonable o justificable.
Si Thomas Alba Edison se hubiera rendido en sus cinco mil intentos
fallidos de hacer una bombilla, ahora no disfrutaríamos tan cómodamente
de luz eléctrica. Vale la pena el intento. Lo importante no es el resultado, si
no que tú te has atrevido a apostar por tu sueño. Oportunidades hay muchas
y sólo tiene derecho a sentirse fracasado el que nunca intentó nada. Dicen
que el temor es el contrario del amor. Si tienes suficiente amor, confianza y
entusiasmo dentro de ti, no habrá miedo que se te resista.
Los miedos se van apoderando de nuestra vida a medida que crecemos y
nos hacemos adultos y viejos. Cuando somos jóvenes no tememos a nada,
nos parece todo posible y todo está a nuestro alcance. Pero a medida que
envejecemos todos los miedos se van amontonando en nuestra cabeza,
haciéndonos más tibios, más dubitativos, más cobardes en el fondo.
Además nos hemos acostumbrado al miedo, es un compañero de toda la
vida, es alguien que viaja con nosotros. Y sin darnos cuenta, actuamos por
miedo siempre a algo. No hacemos lo que queremos sino lo que nos hace
sentir más seguros. No tomamos de la vida lo que necesitamos o deseamos
sino aquello que nos da más seguridad. Y ponemos excusas para ello.
Siempre hay una excusa a mano, que es lo mejor para la familia, que es lo
mas seguro, que es lo que mas nos tranquiliza.
Aquellos que temen al fracaso deberían saber que las personas más exitosas
lo han probado una o varias veces en sus vidas. No obstante, lo que hizo la
diferencia es la forma en que ellos aprendieron del fracaso; cómo pudieron
usarlo para triunfar en la vida. La verdadera falla está en no intentarlo de
nuevo una vez que el fracaso ha tenido lugar, desde luego, por temor a
volver a hacerlo mal.
El temor al fracaso crea ansiedad debido al miedo de no saber y no estar
seguros de lo que ocurrirá a continuación. Con frecuencia, esto se convierte
en un pequeño problema, que nunca se sabe dónde termina. Mientras más
piense una persona en la posibilidad de fallar, mayor tiempo pasará
sacando conclusiones e imaginando los posibles escenarios.
Inconscientemente, su temor al fracaso ha convertido a un pequeño
problema en algo mucho más grande y complicado.
Una persona que tiene miedo al fracaso puede ser muy competitiva, ya que
a sus ojos, todas las personas y las oportunidades representarán posibles
amenazas. Esto elimina toda posibilidad de goce incluso en aquellas
situaciones simples y carentes de presión. Esta persona estará
constantemente nerviosa y ansiosa. El sentimiento de presión generada por
hacer más y por superar las fuerzas normales de una persona puede
conducir a conductas erráticas y a un estado de cansancio general.
Hagas lo que hagas, no permitas que el sentimiento de amargura se quede
en tu interior ya que se agrandará cada vez más y terminará por arruinarte.
Habla acerca de tus temores y tus frustraciones, de tus miedos, porque es
la única manera de sacarlos definitivamente de tu sistema.
Quienquiera que haya dicho que el éxito es el fracaso que cambia
repentinamente de rumbo, debe haber fallado una o más veces en su vida.
Y, además, ¿cómo sabríamos que el fracaso no es más que éxito
disfrazado? No le temas.
Éstos son algunos factores que pueden contribuir a acrecentar el
miedo:
1. Cuando nos sentimos separados, el miedo aumenta. Es un hecho que uno
no teme a aquello que le resulta familiar (ya sea que hablemos de personas
o ambientes). El temor sobreviene cuando aparece un sentimiento de
extrañeza, que deja en evidencia una sensación o impresión general de
sospecha o recelo.
2. El apego a individuos o posesiones materiales asociados a la seguridad
de uno hace que temamos la posibilidad de perderlos, de modo que
haremos lo que sea por proteger esas relaciones y esas posesiones.
3. Los entornos extraños y las personas poco familiares hacen aflorar
temor. Las situaciones que no nos resultan familiares amenazan nuestra
seguridad y, generalmente, uno reacciona con extrema precaución y, a
veces, con actitudes defensivas.
4. La memoria negativa de las experiencias pasadas en las que uno ha
sufrido o ha sido testigo de pérdidas, daños o muerte, agrava el temor. El
subconsciente guarda recuerdos del pasado y, en ciertas circunstancias,
éstos son traídos al presente.
5. En algunas oportunidades, la imaginación puede crear o inventar
imágenes de problemas, sufrimiento, o dolor fuera de la realidad física.
Cabe señalar que la imaginación nunca es negativa, sin embargo cuando se
la usa mal y en forma abusiva, puede generar temor dentro del individuo
Y por fin nos morimos en un mar de miedo.

TOMANDO LA DECISION DE ELIMINAR EL MIEDO
Por una parte, debemos entender el miedo como un proceso de aprendizaje
erróneo o incorrecto: en su esencia, el miedo es un error, es una experiencia
de aprendizaje que puede ser corregida. Por otra parte, el miedo debe ser
entendido como una reacción a un conflicto actualmente no resuelto o a un
conflicto similar del pasado que fue reprimido y paso a ser inconsciente,
que muestra un miedo profundamente fundado pero que se rechaza y, de
este modo, se hace inconsciente y se desplaza.
La comodidad de quedarte en lo seguro puede ser un refugio aparente que
te mantiene a salvo de algo malo que pudiese ocurrirte porque no te estás
arriesgando a lo nuevo. Sin embargo, esta actitud tiene como contraparte
algo oculto que pone en jaque tu autoestima y tu posibilidad de ser feliz
La comodidad de lo seguro arriesga y reprime aquellos anhelos que yacen
profundo en tu ser. La persona que se conforma con lo que tiene y no hace
nada por crecer, muestra una aparente tranquilidad, albergando
sentimientos de apatía y vacío en su interior. Esto influye en todas las áreas
de su vida, porque no tiene disponible la energía para impulsarse a nuevas
iniciativas en donde pueda desarrollar todo su potencial.
Tus sueños se expresan tarde o temprano "pidiéndote" que hagas algo con
ellos. Es un llamado ineludible desde tu interior que reclama que te hagas
cargo de tu vida desde un lugar diferente, aunque tú “te estés haciendo el
tonto” mirando hacia otra dirección.
Esta necesidad interna es la que genera una insatisfacción o desgano que
muchas veces no sabes de dónde viene y que se muestra en tu cuerpo con
dolores de cabeza, fatiga y malestares generales, entre otros. Estos “avisos”
puede que vengan de mantenerte en la comodidad y no hacer nada por tus
aspiraciones, entre otras razones.
No estoy refiriéndome a que vivas insatisfecho con lo que tienes y que nada
de lo que tengas te conforme. Ante todo te animo a disfrutar de lo que has
alcanzado, valorando y celebrando tus logros con gratitud, y es desde este
espíritu que quiero que te impulses hacia tus sueños
Los resultados que estás necesitando manifestar en tu vida requieren que
hagas un cambio en tu consciencia de manera que te impulse a salir de esa
zona que te tiene atrapado aparentemente a salvo, eligiendo y aplicando
nuevos hábitos que te acerquen a lo que quieras que ocurra y todavía no
está ocurriendo en tu vida.
Lograr un cambio en tu consciencia exige que te des cuenta, que te hagas
consciente de tu situación actual y de lo que te gustaría que pase, porque
sino te pones en contacto con tus sueños lo antes posible, te será cada vez
más difícil avanzar.
Tienes que saber que siempre puedes re-encender tu llama interior.
Buscamos abrir paso a tu mente para que puedas crear nuevas posibilidades
ejerciendo tu poder personal con pasión y acción.
Los miedos aparecerán en el camino siempre, acéptalos como compañeros
de tu viaje y enfréntalos. Todo es posible si los enfrentas. Si te enfocas
constantemente en aquello que deseas te sentirás impulsado a accionar y, al
trabajar en aquello que temes, el miedo se disolverá. Si te enfrentas a tus
miedos, te sentirás poderoso de haber vencido a estos enemigos y con
mayor energía para volver a empezar.
“AHORA MISMO, ACTIVA LO MEJOR DE TU AUTOESTIMA,
AUTOVALORACIÓN Y AUTORRESPETO, PONTE DE PIE Y
ERÍGETE COMO LA ESTATUA DE LA LIBERTAD, LEVÁNTATE
EN MEDIO DE CUALQUIER DERROTA, CUALQUIER FRACASO,
CUALQUIER MIEDO O LUCHA INCONCLUSA. ENFRENTA TUS
MIEDOS”
¿COMO ENFRENTAMOS NUESTROS MIEDOS?
Lo primero que tenemos que hacer para liberarnos del miedo, debemos
identificar y eliminar nuestros engaños, en particular la estimación propia y
la ignorancia del aferramiento propio.
La aceptación de las emociones desagradables es la condición previa
para el cambio. Significa experimentar, sin negación o rechazo, que un
hecho es un hecho, que sentimos lo que sentimos. Significa respeto por la
realidad. No podemos hacer desaparecer nuestro miedo gritándole, o
gritándonos a nosotros mismos, o reprochándonos porque nos sentimos
culpables. El camino correcto es ser conscientes de esa emoción,
recordando que somos más grandes que cualquier emoción aislada,
convirtiéndonos en testigos, sin identificarnos con nuestro estado
emocional.
EJERCICIO
1. Acostadas cómodamente en el suelo, cerrar los ojos y respirar
profundamente, relajen su cuerpo, relajen las piernas, las caderas, el
abdomen, los brazos, el tronco, el cuello, la cara. Respiren
2.- Continuar respirando naturalmente con los ojos cerrados. Aceptar que
tenemos miedo. Díganse “TENGO MIEDO” Sabemos que todos lo
padecemos y no es un síntoma de debilidad reconocerlo, dejen que los
inunde como si les estuviera abriendo el cuerpo. Acepten “AHORA
ESTOY EXPLORANDO EL MUNDO DEL MIEDO” y permítanse sentir
todas las sensaciones que es tener miedo.
2. Intenten reconocer sus miedos impropios. A veces no es fácil
reconocerlo. En ese caso lo mejor es centrarnos en la otra cara de la
moneda: ¿cuál es nuestra motivación?: ¿estar integrados en el grupo?
¿Ganar mucho dinero? ¿Alcanzar unos objetivos? En función lo que nos
motive tendremos miedo a perderlo. Por ejemplo, si nos encanta formar
parte de un grupo homogéneo de personas, probablemente nuestro mayor
miedo será al rechazo.
Enfrente miedos como el miedo a morir, al fracaso, dolor, envidia, ira,
tristeza, miedo al futuro, miedo al éxito, a la soledad, etc.
3. Utilizando su sabiduría, intente comprender que todos estos miedos
surgen debido a los engaños y a las acciones perjudiciales.
4.- Ahora se van a incorporar lentamente, y van a enfrentarlos, sientan
como es cuando no tienen miedo.
5.- Escríbalos, haga una lista de sus miedos y de porqué tiene esos miedos,
luego recortarlos y quemarlos en una hoguera. Puedes repetir la frase: "Me
libero de mi miedo a volar" "me libero de mi miedo a que me rechacen"
etc.
En definitiva, para superar los miedos lo mejor es centrarnos en nuestra
motivación trascendente, aquella que nos empuja a seguir adelante a pesar
de los riesgos.
Víctor Frankl fue un psiquiatra judío que pasó la segunda guerra mundial
en varios campos de exterminio, entre ellos Auschwitz. Según él, no se
salvaron de aquel infierno los más fuertes, ni los más cultos, ni los mejor
preparados, sino aquellos que tenían una motivación más allá de su propia
vida: "cuando salga escribiré un libro", "cuando salga veré a mis hijos",
"cuando salga contaré esto al mundo".
Como decía Nelson Mandela:
"No es valiente quien no tiene miedo, sino quien sabe conquistarlo”
“SI PUEDO LIBERARME DE MIS MIEDOS”
QUE ESPERAS? RESPONDE SI, SI, SI !! AHORA MISMO! CON
ENTUSIASMO, CON ALEGRÍA, CON FE, CON CONFIANZA, CON GANAS !
EL MIEDO ENEMIGO NATURAL DE LA AUTOESTIMA
Definitivamente, el temor es el enemigo natural de la confianza. La
autoconfianza es generalmente descripta como la habilidad de un individuo
de tener fe y de creer en sus habilidades. Según el pensamiento moderno de
la psiquiatría, cuando alguien tiene una gran confianza en sí mismo el
resultado natural es una gran autoestima.
La autoestima es el valor que cada uno se da a sí mismo. Es la medida del
propio valor como persona, de acuerdo a las conductas del individuo.
Asimismo, se dice que es el respeto y la adoración que una persona se tiene
sobre la base de las creencias de qué y quién es como ser humano. Esto
afecta profundamente los sentimientos que el individuo tiene sobre sí
mismo, sobre su vida, sobre sus relaciones, y eventualmente determinará
sus acciones o su manera de enfrentar las situaciones.
El progreso y el crecimiento de la autoconfianza comienzan con un examen
adecuado. La mente debe ser inspeccionada de manera que se identifiquen
las inclinaciones nocivas, que se eliminen las debilidades, y que se pueda
encontrar un patrón adecuado de pensamiento y conducta.
Según distintos estudios, el temor es el peor enemigo de la confianza de un
hombre. Estos estudios afirman que el “pensamiento del temor” es una
enfermedad que puede ser detectada e identificada. Por lo general, surge de
un patrón mental corrompido, en el que se permite a la mente debatirse
largamente sobre pensamientos dubitativos, ineficiencias, y fallas. Este
poder será cada vez mayor, sobre todo cuando se le permita actuar
libremente, y llegará a afectar la vida de la persona en menor o mayor
grado en cada una de sus decisiones y emprendimientos.
La ignorancia es la causa básica y primigenia del temor, y suele darse
cuando uno no es consciente de “su verdadera naturaleza”. Un estudio ha
demostrado que cuando una persona ha descubierto la infinita e
indestructible “naturaleza de su alma”, entonces ya no hay forma de que
sienta miedo. Sin embargo, están aquellos que no pueden o no quieren
aceptar esto, y en consecuencia se sienten apartados, vulnerables,
susceptibles, y aislados.
El temor a uno mismo se manifiesta de varias maneras. Puedes expresarlo
en forma de timidez, inseguridad, pudor, y en forma de una importante
necesidad de autoconfianza.
Combate tus temores desarrollando la autoconfianza. A continuación,
algunos consejos:
• Pon énfasis en tus fortalezas. Concéntrate en lo que eres capaz de lograr y
recompénsate por tu coraje y tu voluntad en lugar de concentrarte en los
resultados. Partir de la base de cosas que eres capaz de hacer en lugar de
pensar en lo que deberías estar haciendo te ayudará a vivir y a trabajar
dentro de tus limitaciones.
• Háblate a ti mismo. Examínate y practica cómo manejar las situaciones y
aprende a contrarrestar las negativas. Aprende a detenerte cuando
encuentres que tus procesos mentales están haciendo presunciones
negativas. Por ejemplo, cuando estés en búsqueda de la perfección, dite que
no todo puede hacerse en forma perfecta. De esta manera, podrás creer en ti
mismo/a al tiempo que comienzas a transitar el camino que te lleva al
perfeccionamiento personal.
• Evalúate. Practica cómo evaluarte en forma independiente. Esto te
permitirá evitar esa sensación persistente de confusión que sobreviene
cuando confías plenamente en las opiniones y juicios de los demás.
• Asume esos riesgos. Cuando enfrentas y aceptas las experiencias como
instrumentos de aprendizaje en lugar de considerarlas posibilidades de
ganar o perder, las nuevas oportunidades se presentarán más facilidad, y
esto puede desarrollar una sensación de aceptación y confort en tu interior.
Recuerda, la autoconfianza puede ser desarrollada, no heredada. El temor
puede ser superado porque tú tienes la confianza y la fe necesarias para
hacerlo.
El temor al rechazo puede conducir a un círculo vicioso de negación.
Mariana, una especialista en marketing de uno de las mayores tiendas de su
ciudad, ofreció su mano a un cliente y luego se puso de pie y salió de la
habitación con la cabeza en alto. Ella se sentía tan victoriosa después de
cerrar un trato por un millón de dólares con el principal sponsor de la
tienda que había acordado soportar los gastos publicitarios de la nueva
campaña publicitaria. Ella podía sentir una voz cantando en su interior
mientras subía al auto y encendía el motor.
Para el espectador desprevenido, Mariana es una de las tantas mujeres
exitosas en este mundo; una mujer que no se detendrá ante nada con tal de
conseguir lo que quiere. Esto es cierto. Sin embargo, esta misma
descripción no podría atribuirse a Mariana de haber sido hecha diez años
atrás. En ese entonces, ella acababa de salir de la universidad y su único
objetivo era complacer a todo el mundo por miedo a ser rechazada.
Desde luego, todavía quedan algunos vestigios de la antigua Mariana,
guardados en el placard de su casa, y ella ha decido guardarlos para que
todos puedan aprender de su experiencia.
Como decíamos, Mariana había salido de la universidad y era presa de un
miedo irracional —ella creía no estar haciendo lo correcto y temía no ser
aceptada por lo que era en verdad—.
En su interior, Mariana se sentía hermosa y talentosa, pero cuando debía
enfrentarse con todas esas mujeres con mayor experiencia en la vida y en la
profesión, comenzaba a sentirse insegura y terminaba imitando todo lo que
ellas hacían —e incluso cómo vestían—.
El temor al rechazo puede haber sido parte de tu vida en algún momento u
otro. Puede ser generado por nuestro miedo a estar o vivir en soledad, por
la excesiva dependencia a la percepción que los demás tienen de nosotros,
por la falta de confianza y la incapacidad de controlar nuestras propias
vidas.
El temor al rechazo es un estado de mente que hace que la persona se sienta
inepta, insuficiente, desamparada, y despreciable. Asimismo, hace que las
personas se inhiban a la hora de decir o hacer por el temor a que los demás
no vayan a aceptar o —incluso peor— desaprueben sus acciones o
palabras.
Una persona que está tan pendiente y preocupada por lo que los demás
piensen de ella podría hacer de su vida un mar de miserias si no encuentra
la forma de expresar sus sentimientos y de hacer lo que está —o estaba—
acostumbrada a hacer. El temor al rechazo puede paralizar a una persona y
hacer que se vuelva completamente improductiva.
La singularidad de una persona desaparece en el momento que pone un
énfasis primario en lo que los demás quieren que sea. Una persona
demasiado interesada en complacer a los demás comenzará a emular los
comportamientos de otras, desde la manera en que vistan hasta la forma en
que se comportan en sociedad.
Esto suele darse particularmente en la gente joven, que reclama atención y
aceptación pero que no tiene la base suficiente para lograr una autoaceptación.
Claro que esto va en detrimento del crecimiento de cualquier individuo, ya que no queda espacio para su propia expresión. Todo es
negación del yo. Todo pasa por satisfacer a los demás.
Podemos caracterizar de la siguiente manera a una persona que teme
ser rechazada:
• Una persona que actúa sin confianza: una persona que no está segura de sí
misma tenderá a imitar a los demás y evitará probar nuevas cosas. Tal falta
de confianza hará que está persona sea amarga e infeliz.
• Una persona que guarda su opinión: Una persona que no hace referencia a
su percepción de las cosas puede estar teniendo problemas con el rechazo.
Posiblemente, no quiera vociferar su opinión por miedo a las críticas que
ésta habría de generar.
• Una persona que suele estar deprimida: alguien que no tiene la libertad de
hablar por cuenta propia y de expresar sus deseos no tardará en caer
deprimida, y pronto perderá también el amor por la vida. Esta gente suele
actuar como un robot a control remoto, y no puede tomar sus propias
decisiones.
• Una persona confundida sorbe su verdadera identidad: alguien que tiene
temores de ser rechazado terminará confundido acerca de quién es
realmente. Esto conducirá a una crisis de identidad y lo hará sentir enojado
consigo mismo y con otras personas, a quienes maltratará sin razón
aparente.
• Una persona con ausencia de autoestima y de autovaloración: este
individuo da más importancia a lo que otros piensan de él. Definitivamente,
no es alguien que tenga mucha fe en sí mismo. Esta falta de autoestima
puede ser consecuencia de sentimientos de rechazo instaurados en él por
familiares o amigos.
Una persona que teme al rechazo será, finalmente, rechazada por las
personas a quienes desea complacer y a quienes ama. Una persona que
tiene la tendencia de complacer a los demás pronto se encontrará sumida en
el círculo del rechazo. Su comportamiento hará que las personas que ama
se alejen. Él o ella verá esto como un rechazo y luego el ciclo continúa y
continúa.
EL MIEDO DE PERDER A UN AMIGO O A UNA PERSONA
AMADA
Sabrina se despertó bañada en un sudor helado, con los recuerdos frescos
de la pesadilla que acababa de tener.
Ella estaba siendo asediada nuevamente por esos sueños espantosos. No
obstante, esas pesadillas podrían haber sido algo más que eso, ya que
también la acosaban mientras se hallaba despierta.
Esta vez, ella se encontraba corriendo a una persona familiar que luego
caería desde un profundo barranco. En todos sus sueños, ella era la heroína
que hacia cuanto estaba a su alcance para evitar que esta persona cayera. La
parte graciosa es que ella nunca podía ver su cara.
Los psicólogos podrían interpretar el sueño de Sabrina como una manera de
expresar sus temores más profundos en la vida. Ella se encargó de dejar en
claro que uno de sus mayores temores en la vida era perder a sus seres más
cercanos y queridos.
El temor de perder a alguien amado es normal y común para la mayoría de
nosotros. Este temor tiene su origen en el miedo a estar solo en el mundo y
en el miedo a no ser capaz de soportar la idea de ser el que ha quedado
atrás.
Pensar en la posibilidad de perder a alguien que amas es devastador,
hiriente. Puede que hayas invertido buena parte de tu tiempo y tus
sentimientos en esa persona, y la simple idea de perderla te sume en un
estado de pánico.
Existen diferentes categorías de personas hacia quienes podemos sentir
gran afecto. El temor de perder a cualquiera de estas personas puede ser
traumático para un individuo, especialmente si él o ella ya ha
experimentado una pérdida importante, como un divorcio o la muerte de un
ser amado.
Una persona puede temer la pérdida de su esposa, de sus padres, de sus
hijos, de sus parientes, de sus amigos, o de cualquiera que esté cerca de
su corazón. Este temor puede ser causado por varios factores, como:
• Divorcio o separación: alguien que recientemente ha atravesado un
divorcio o una separación puede ser presa de un proceso de ansiedad
debido al estrés ocasionado por la difícil transición. No es fácil para una
persona vivir con su esposa durante un tiempo y separarse luego de ella.
Los procesos de divorcio suelen ser hostiles y polémicos, por lo que es
habitual que quede un mal sabor en la boca una vez terminado. De la
misma manera, una persona que está a punto de separarse o divorciarse
también puede ser víctima del estrés.
• El nido vacío: una madre de tiempo completo puede sentirse deprimida al
darse cuenta de que sus hijos están creciendo y haciéndose cada vez más independientes. Esta ansiedad parte del pensamiento de que por varios años
ella era necesaria para sus hijos, y ahora ellos pueden manejarse sin ella, y
en consecuencia pronto no la necesitarán. Una madre que ha experimentado
este temor de perder a sus hijos debería intentar tener una vida social más
activa, ya sea buscando un empleo o practicando algún hobby que le
permita estar ocupada. La sensación de inutilidad es natural, pero debes la
manera de combatir este temor haciéndote útil en algunas otras maneras.
Además, ¿por qué no ver la situación desde otro punto de vista? ¿Por qué
no aceptar el hecho de que has educado tan bien a tus hijos que ahora ellos
están listos para vivir sus propias vidas? Ahora, es tiempo de que ellos
caminen solos, sin la ayuda de mamá.
• Muerte en la familia: una muerte en la familia o en tu círculo de amigos
siempre nos hará pensar en lo fugaz que puede ser la vida. Esta
comprensión, a veces excesivamente cruda, se manifestará en forma de
miedo a perder a alguien amado a raíz de una enfermedad o muerte
repentina. La muerte es inevitable y harás bien en hacerte algo de tiempo
para la gente que amas. Si ya pasas el tiempo suficiente con ellos, entonces
puedes avocarte a mejorar la calidad del mismo.
El temor de perder a una persona amada siempre persiste. Uno nunca puede
escaparse de este miedo porque existirán situaciones en la que deberemos
pensar en la posibilidad de separarnos definitivamente de la gente que
amamos. La posibilidad de perder a un ser querido es uno de los factores
ciertos de esta vida, y nadie puede evitarlo. No obstante, uno puede
suavizar los efectos de la muerte preparándose para dicha eventualidad.
MIEDO A LAS PERSONAS
¿Cómo hacer para superar el temor a otras personas? ¿Qué es lo que
te pone tan mal en los demás? Nélida es dueña de una voz capaz de hacer
dormir a los ángeles. Ella tiene ese tipo de voz que es un bálsamo para los
sentidos cansados, y que hace sentir a uno más relajado y feliz. Sin
embargo, nunca una audiencia ha podido disfrutar de la voz de Nélida, ya
que ella no tiene el coraje de cantar en público.
Ella lo intentó una vez, cuando todavía estaba en la escuela secundaria,
pero lo único que le dejó esta experiencia fue vergüenza y dolor. Ella nunca
podrá olvidar el incidente: de pie en el escenario, sosteniendo el micrófono,
y la voz que no se dignaba a salir. Hasta unos pocos minutos antes, ella
estaba feliz, pero la vista de toda esa gente hizo que su voz desapareciera.
A partir de esa experiencia humillante, Nélida nunca ha vuelto a cantar
frente a otras personas. Y no es que le hayan faltado las oportunidades;
simplemente no podría hacerlo, no frente a un auditorio. Su temor de actuar
en público la ha incapacitado de por vida, o al menos es esto lo que ella
creía.
El temor es una emoción fuerte generada por el conocimiento de un
peligro expectante. De hecho, es la reacción de una persona a un peligro
concreto o percibido. A veces, el temor de una persona actúa como un
mecanismo de defensa.
Se cree que hay algo de hereditario en el temor, al igual que los chicos
suelen heredar ciertos rasgos biológicos de sus padres. Estos rasgos pueden
tener un efecto sobre cómo los químicos del cerebro de una persona
regulan sus estados de ánimo y la forma de reaccionar ante las
estimulaciones que generan miedo. Asimismo, los temores actuales de una
persona pueden relacionarse a la conducta de sus padres; a cuán precavidos
eran o a cómo reaccionaban ante el peligro.
El temor de una persona hacia otras personas es conocido como
Antropofobia, mientras que el temor a las personas en general o a la
sociedad es conocido como Sociofobia. Un individuo que experimenta
regularmente ansiedad o incomodidad en presencia de otra gente, podría
tener esta clase de fobia. Aquellos que la padecen consiguen llevar una vida
normal con algunos esfuerzos, aunque suelen evitar toda clase de eventos
sociales. Esta fobia suele manifestarse en forma de miedo escénico (miedo
de hacer algo frente a una audiencia).
Una persona que se asusta tendrá las palmas sudorosas, sentirá mariposas
en el estómago, y experimentará sequedad en la garganta y la boca. Y
también podría padecer ataques de pánico. Este temor puede tener serias
consecuencias en la familia y en la profesión de un individuo. Un sujeto
asustado, que no tiene control sobre sus temores, pierde su libertad de
acción.
El temor a las personas puede ser una manifestación de la timidez o la falta
de confianza que tiene un individuo. Una persona retraída evita encontrarse
con otras personas porque se siente inferior a ellas. Alguien que no tiene
confianza en sí mismo puede atemorizarse ante la idea de encontrarse con
otras personas a quienes percibe como más importantes o capacitadas que
él.
No obstante, hay algo de “normal” en esto de temer a la gente. Podríamos
decir que es normal temer a personas con mayor poder que nosotros, o a
personas que tienen una ascendencia moral sobre nosotros. Es también
normal tener miedo a actuar frente a una audiencia, especialmente si no
estás acostumbrado a ser el centro de atención.
Si bien la mayoría de estos temores son normales, una persona no deberá
permitir que sus miedos tomen el control de su vida. Una persona debería
reconocer estos temores, y debería hacer cosas para superarlos. De lo
contrario, sus temores le incapacitarán de por vida.
Si tienes miedo a la gente en general, entonces intenta rodearte de gente
más a menudo. Intenta en las grandes tiendas; son realmente buenas para
caminar y rodearte de la sociedad. Intenta hablar con vendedores y
vendedoras o con clientes que te resulten amigables. Habla de cualquier
cosa; comenta la benevolencia del clima, las noticias recientes, u otros
asuntos de relevancia para la comunidad.
Al mismo tiempo, podrás comenzar a relacionarte con los integrantes de tu
comunidad, ya que te sentirás más a gusto a la hora de hablarles. Intenta
hablar con alguien distinto cada día hasta que desarrolles el hábito de
saludar a las personas que te cruzas por la calle. Un simple “buenos días”
es suficiente para ayudarte a combatir tu timidez. Procura dar pequeños
pasos y gradualmente experimenta hablando con grupos de personas.
No permitas que tu timidez gane la batalla. Posiblemente tengas tus
temores, pero ¿acaso hay alguien que no los tenga? Es importante que
sepas reconocer tus miedos y que hagas algo para vencerlos.
El estado de miedo psicológico está divorciado de cualquier peligro real e
inmediato. Puede adoptar diversas formas: desazón, preocupación,
ansiedad, nervios, tensión, temor, fobia, etc. El miedo psicológico del que
hablamos siempre se refiere a algo que podría ocurrir, no a algo que ya está
ocurriendo. Tú estás en el aquí y ahora, mientras que tu mente está en el
futuro. Esto crea una brecha de ansiedad. Y si te has identificado con tu
mente y has perdido el poder y la simplicidad del ahora, esa brecha de
ansiedad será tu constante compañera. Siempre puedes afrontar el momento
presente, pero no puedes afrontar algo que sólo es una proyección mental;
no puedes afrontar el futuro.
Además, mientras sigas identificándote con tu mente, el ego dirigirá tu
vida. Debido a su naturaleza fantasmal, y a pesar de sus elaborados
mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se siente
amenazado constantemente. Por cierto, esto sigue siendo verdadero aunque
externamente esté muy seguro. Ahora bien, recuerda que una emoción es la
reacción del cuerpo a la mente.
¿Qué mensaje recibe continuamente el cuerpo desde el ego, desde ese falso
yo fabricado por la mente?: peligro, estoy amenazado. ¿Y qué emoción
genera este mensaje continuo?: miedo, por supuesto. El miedo parece tener
muchas causas: miedo a la pérdida, miedo al fracaso, miedo a que nos
hieran, y así sucesivamente; pero, en definitiva, todos los miedos pueden
resumirse en el miedo del ego a la muerte, a la aniquilación. Para el ego, la
muerte siempre está a la vuelta de la esquina. En este estado de
identificación con la mente, el miedo a la muerte afecta a todos los aspectos
de tu vida. Por ejemplo, algo tan aparentemente trivial y «normal» como la
necesidad compulsiva de tener razón en una discusión y demostrar que el
otro está equivocado —defender la posición mental con la que te has
identificado— se debe al miedo a la muerte. Si te identificas con una
posición mental y resulta que estás equivocado, tu sentido de identidad,
basado en la mente, se sentirá bajo una seria amenaza de aniquilación. Por
tanto, tú, como ego, no puedes permitirte estar equivocado. Equivocarse es
morir. Esto ha motivado muchas guerras y ha causado la ruptura de
innumerables relaciones. Cuando dejas de identificarte con la mente, el
hecho de tener razón o estar equivocado es indiferente para tu sentido de
identidad; de modo que esa necesidad compulsiva, apremiante y
profundamente inconsciente de tener razón, que es una forma de violencia,
deja de estar presente. Puedes expresar cómo te sientes y lo que piensas con
claridad y firmeza, pero tal expresión no estará teñida de agresividad ni
actitud defensiva. Tu sentido de identidad deriva entonces de un lugar más
profundo y verdadero dentro de ti, no de la mente.
VENCER EL MIEDO ES SANAR
La esencia de sanar es vencer el miedo. El proceso de sanar se traduce en
la conquista del miedo. El resultado final de la sanación es la ausencia del
miedo. Esto separa al concepto tradicional de la salud, lo que llamamos
aquí “curar” y que se refiere a lo que sucede cuando los pacientes acuden a
su medico y se retiran consiguiendo un resultado determinado.
Alguna gente intenta colocar a este tipo de “curación” dentro del terreno de
la Espiritualidad, logrando una “cura” pero llamándole erróneamente
“curación espiritual”. Solo porque la curación tenga lugar en un estado
donde los sujetos se hayan declarado como espirituales no significa que se
haya dado una sanación, especialmente cuando la técnica y el resultado
final son lo mismo, si bien se practica en una atmósfera “diferente”.
Nada de lo que haya dicho ahora conlleva la intención de despreciar la
curación. La curación no es adecuada ni inadecuada con relación a la
sanación: es solamente un reflejo de nuestro estado de conciencia y de
nuestro nivel de expectativa por cuanto toca a la enfermedad. Lo que
deseamos es igual a lo que aceptamos y es a fin de cuentas lo que
conseguimos.
SACUDE AHORA MISMO LAS TELARAÑAS QUE SE ESTABAN
POSESIONANDO DE TU CEREBRO EXCEPCIONAL Y
FANTÁSTICO, DESPIERTA A UNA NUEVA VIDA, ACTÍVATE,
CONFÍA EN TI, LLÉNATE DE OPTIMISMO Y DE POSITIVISMO
CREADOR; ABANDONA TUS TEMORES, DEJA TU INSEGURIDAD
Y LA FALTA DE FE EN TI MISMO, DEJA A UN LADO LOS
HARAPOS DE TUS LIMITACIONES MENTALES, DESPÓJATE DEL
DISFRAZ DE LA MEDIOCRIDAD POR QUE NO TE PERTENECE, NO
TE IDENTIFICA, NO TE LUCE, NO TE QUEDA BIEN.

"Tú ganas fortaleza, coraje y confianza en ti mismo cada vez que te
detienes y miras al miedo a la cara. Tú debes hacer lo que piensas que no
puedes hacer".
Eleanor Roosevelt
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